Día tras día el trabajo en Zubietxe está siendo el mismo… o casi.

Con  un poco de buen humor, con unas mascarillas y un metro para medir la distancia social, el confinamiento y la desescalada se han convertido simplemente en un episodio más de esos que nos trae la vida. Hemos tenido la fortuna de contar con salud en todos los pisos de la asociación, y también de comprobar que las personas que han pasado por fuertes crisis durante su vida están, quizá, más preparadas que cualquiera para afrontar una situación excepcional como ésta.

Comprobamos una vez más que hay mucho que tenemos que aprender de estas personas que han ido superando, una y otra vez, momentos difíciles en su historia personal.

En educación social siempre se ha hablado de una ‘distancia educativa’ para trabajar con las personas. Es posible que con el coronavirus esa distancia, al contrario que la física, se haya hecho más corta.