Librería Libu:

un comercio como herramienta contra la exclusión

La exclusión social es, tal como indica su nombre, un problema social.

No solamente las personas excluidas tienen responsabilidad en salir de su situación; también la sociedad debe poner de su parte de forma activa: abrir las manos y tender puentes.

Quienes, desde la intervención social, trabajamos en este ámbito, debemos hacer un esfuerzo por involucrar a la sociedad, al contexto comunitario en el que nos movemos. En caso contrario, corremos el peligro de convertirnos en entidades-guetto, poco integradas en el entorno, reproduciendo a nivel macro esa exclusión social que pretendemos aliviar.

Pero esto, ¿cómo se hace?

Al hablar de incidencia social, lo habitual es pensar en diversas formas de comunicación, desde campañas con carteles o redes sociales hasta celebraciones de eventos. Pero hay otras formas de hacer incidencia social, más orgánicas y participativas.

Aquí lanzamos una propuesta.

1. La idea: Entidad de intervención social + Comercio

Nuestra idea principal ha sido la de participar de forma activa en la sociedad, como un agente más, pero desde fuera de eso que llamamos Tercer Sector, que involucra a las entidades sin ánimo de lucro. El Tercer Sector es, en la práctica, un espacio de trabajo con sus propios esquemas de trabajo y lenguajes; con sus propias redes de contactos e interrelaciones. A las entidades nos cuesta a menudo salir de ese cascarón y poner un pie en otro tipo de realidades.

En concreto, nuestra propuesta fue la de plantar un comercio en las calles de Bilbao. Un comercio que fuese sostenible económicamente, y que nos sirviese para relacionarnos con la sociedad de otra forma, sin dejar de perder la esencia del mensaje que queremos transmitir. La unión de un comercio con un proyecto de intervención social genera unas sinergias muy interesantes que son las que describiremos aquí.

2. Selección del tipo de comercio

Para Zubietxe, la elección del tipo de comercio que consideramos óptimo fue un largo camino durante el cual realizamos diversos experimentos y pruebas (participación en mercadillos, venta de productos artesanos, comercio online).

El comercio debe cumplir una serie de condiciones:

  • Sostenible. El negocio debe ser sostenible por sí mismo.
  • Sencillo. Debe ser sencillo de gestionar, a ser posible con un tipo limitado de productos a la venta. Esto además, como veremos después, facilita la posibilidad de la venta online de productos.
  • Neutral. Será un tipo de negocio que pueda generar interés por sí mismo, al tipo de personas más amplio posible; una tienda de mascotas o de productos para manualidades están dirigidos a un segmento específico de la población. No existe un negocio totalmente neutral, pero debe ampliarse lo más posible el ámbito de interés.
  • Facilita la participación. Un comercio de ámbito cultural puede facilitar la participación e implicación del público de forma mayor que, por ejemplo, una peluquería o una tienda de muebles. Un bar o restaurante podría cumplir también esta función, pero perdería la sencillez que es también necesaria.
  • Segunda mano. Este no es un componente necesario, pero es uno de los mayores potenciales competitivos de las entidades sociales: que la gente nos dona todo tipo de objetos, que después podemos vender. Es decir, que podemos tener un negocio en el que los inputs sean a coste prácticamente cero.

Teniendo en cuenta todos estos elementos, nuestro historial, y la experiencia acumulada con diversas pruebas, en Zubietxe llegamos a la conclusión de que nuestra opción ideal era poner en marcha una librería de segunda mano.

3. Elementos para el éxito

Algunos de los elementos que hemos tenido que cuidar especialmente en la puesta en marcha del proyecto son los siguientes:

  • Búsqueda de apoyos. Especialmente de apoyos institucionales, que en el comienzo del negocio han sido una gran ayuda: promociones para la puesta en marcha de negocios, facilidades para la localización y alquiler de un local, obtención de contactos, etc.
  • Experiencia. Se hace necesario contar con personas con experiencia en el comercio. En nuestro caso, hemos podido contar con una persona con experiencia en el sector para gestionar la librería.
  • Espacio físico. Hemos cuidado mucho el aspecto de la librería, que al fin y al cabo va a ser nuestra tarjeta de presentación en la sociedad. Iluminación, decoración, espacios, etc.
  • Comunicación. Este es uno de los elementos principales del proyecto; no dimos ningún paso sin tener un plan de comunicación claro, qué queríamos transmitir, cómo y a quiénes. Este ha sido uno de los aspectos cuyo éxito más nos ha desbordado: este tipo de proyectos reciben un interés mediático mayor del que pensábamos.
  • Tecnología. Como en cualquier negocio, es importante cuidar el apartado tecnológico, al menos lo suficiente como para saber que el comercio va a ser competitivo y por tanto económicamente sostenible. En nuestro caso, utilizamos software propio para la gestión de las ventas, e incluso hemos desarrollado formas de automatizar la venta online de libros.

4. Dificultades encontradas

Las mayores dificultades que hemos encontrado son, obviamente, las referidas a nuestra falta de experiencia en el sector comercial: cómo abrir una empresa, buscar un local, gestionar la contabilidad y personal, manejar flujos de entrada y salida, stocks, etc. Ninguna de las personas sabíamos cómo poner en marcha un negocio de este tipo (somos psicólogas, educadoras sociales, etc.), pero hemos descubierto que lo importante es saber encontrar los apoyos necesarios en cada momento.

Seguramente hemos cometido errores en la puesta en marcha de la librería, pero consideramos que el mayor error hubiera sido no ponerla en marcha.

5. Reorientación del proyecto: Entidad de intervención social + comercio + actividad sociocultural

Al desarrollarse el proyecto durante meses y años, nos dimos cuenta de que el proyecto comenzaba a despuntar de una forma inesperada. El epicentro de nuestra actividad, la identificación que la gente hace con Libu, no es el aspecto comercial de la tienda, sino su potencial de encuentro socio-cultural. Eso nos hizo añadir una tercera pata a la intuición inicial del proyecto, tal como expresamos en el título de este apartado: la actividad socio-cultural.

Nos explicamos. Hay dos cosas que ocurren:

  1. Libu comienza a ser conocida: los medios de comunicación nos llaman, la gente nos conoce, tenemos un espacio entre los comercios del Casco Viejo. Comenzamos a tejer una red de personas y grupos. Se genera una comunidad alrededor de Libu.
  2. La librería es un espacio abierto donde generamos actividades, encuentros, charlas, recitales, conciertos. Las personas con las que trabajamos en Zubietxe comienzan a participar, de tú a tú, en las actividades, encontrando un espacio donde sienten que pueden aportar algo a la sociedad, no como ‘educandos’ sino como partícipes de pleno derecho.

Estos dos acontecimientos nos ayudan a cumplir varios objetivos: facilitamos relaciones diversas entre personas y grupos diferentes; y creamos un entorno cultural en el que ir enviando nuestro mensaje, el mensaje de que toda la sociedad tiene una responsabilidad ante las personas más empobrecidas y olvidadas.

Ante esta situación, hacemos una reflexión y decidimos sistematizar esta ‘tercera pata’ de la actividad socio-cultural, para que sea un elemento clave del devenir de la librería. Generamos un nuevo proyecto, al que llamamos ‘Itzuli’, que incluye de forma más explícita la intención de incidir en nuestro entorno comunitario y en la sociedad, y que desarrolla las formas en las que se va a realizar.

Ya no consideramos a Libu simplemente una librería; es también (y sobre todo) un espacio de encuentro social y cultural.