Es necesario conocer la brecha digital actual entre personas usuarias y no usuarias de TIC y más concretamente la que se produce en razón de género. A la par, es igualmente necesario comprobar hipótesis sobre posibles factores que la originan: la falta de infraestructura, la falta de conocimientos de informática y habilidades necesarias para participar en la sociedad de la información, o la falta de conocimiento de las posibilidades que ofrece…
La primera brecha digital de género (las diferencias de acceso de hombres y mujeres a Internet) tiene un componente importante generacional y educativo y todo parece indicar que se resolverá con el tiempo y la aparición de nuevos dispositivos. Pero sigue habiendo diferencias en lo relativo al uso que se hace de las TICs. Mujeres y hombres utilizan de forma similar los usos relacionados con la comunicación (correo electrónico, mensajería instantánea, etc.). Para el resto de usos, las mujeres emplean Internet con propósitos funcionales: búsqueda de empleo, consultas de salud, oportunidades de formación, búsquedas sobre hogar y criaturas… Para estas actividades no se requiere gran destreza tecnológica. Los hombres, por el contrario, usan las TICs para ocio y consumo y otras actividades que requieren un nivel medio de habilidad: descargar software, música y películas. A esto se le ha llamado segunda brecha digital, relacionada con las habilidades necesarias para obtener todos los beneficios del acceso.
El acceso no es suficiente: las innovaciones que posibilita Internet requieren habilidades específicas para poder aprovecharlas. En todos los grupos de edad la proporción de mujeres con niveles altos de habilidades informáticas es más pequeña que la de hombres. Como ejemplo, la proporción de mujeres que trabajan como profesionales de la informática es menor que la de hombres y parece no aumentar al mismo ritmo.
Se sigue identificando “lo femenino” y “lo masculino” con determinados atributos. Todo esto ocurre en la familia y la escuela a edades tempranas. A pesar de las diferencias en la socialización, la escuela o el hogar, las chicas no necesariamente son poco habilidosas con los ordenadores. La diferencia más importante es que los chicos se sienten más cómodos con la tecnología en general, porque tienen más experiencia, mientras que ellas sienten más ansiedad y miedo al fracaso. En algo de esto creemos que hay que incidir porque, con los años, será lo que dé lugar a las brechas digitales.
Desde muchos ámbitos se percibe la tecnología como un mundo de hombres, mientras que muchas mujeres estarían prisioneras de una cierta “tecnofobia”. Esto se difunde ampliamente a través de los medios de comunicación. Nuevamente aparece el peso del proceso de socialización: a un niño se les educa para “explorar y conquistar el mundo”; a una niña, a pesar de todos los avances, para “cuidar de los demás”.
En las familias: A pesar de algunas campañas, muchas familias tienen expectativas distintas en relación con hijos y las hijas: no motivan a las niñas hacia las carreras de ciencias o ingenierías. Por otro lado, no se pueden negar las dificultades y techos de cristal que las mujeres encuentran en esos empleos. El estereotipo de empollona, rara y poco femenina tampoco ayuda.
En la escuela: En clase se pregunta menos a las chicas, se espera menos tiempo a que respondan y se las interrumpe más. El éxito es cosa de chicos; el triunfo de una niña se atribuye a su trabajo duro, “de hormiguita”.
Algunas propuestas que han tenido éxito para el ámbito escolar:
Exponer experiencias y modelos femeninos en el ámbito de las TIC a niñas y jóvenes.
Facilitar herramientas, currículos y métodos de enseñanza de TIC “amigables” para las niñas y las jóvenes.
Cambiar la imagen pública de la informática, en especial romper con los estereotipos masculinos asociados a la profesión.
Capacitar e implicar al profesorado de los distintos niveles educativos en la divulgación del campo de la Informática.
En el mundo laboral: Incluso entre mujeres con ocupaciones más relacionadas con la informática, las mujeres representan porcentajes elevados (por encima del 50 por ciento) en las menos cualificadas (operadores, administradores de bases de datos) y por debajo del 10 por ciento en las más cualificadas (ingenieros informáticos y de telecomunicaciones). Una buena formación tecnológica tampoco equivale a promoción laboral para las mujeres: ingenieros y consultores de alto nivel en el campo de la informática y creadores de software, son mayoritariamente hombres. En la UE las mujeres representan dos tercios del empleo intensivo en educación, pero sólo un cuarto de los empleos de alta tecnología.
Algunas propuestas para el mundo laboral:
Formar a los equipos directivos y a mandos intermedios en igualdad
Crear programas de autorización
Promover políticas diversas de captación y mantenimiento de mujeres en el entorno académico y/o laboral de las TIC.
Resumiendo: la diferente condición y posición de mujeres y hombres y el proceso de socialización vivido por cada colectivo se transfieren a cualquier nuevo entorno si no se tienen en cuenta. Por tanto es preciso impulsar desde todas las instancias la participación de mujeres y hombres en condición de igualdad en lo relativo a las TICs y redes sociales.
En nuestra opinión, el objetivo es hacer posible que mujeres y hombres utilicen las tecnologías al mismo nivel y con la misma destreza, que aprovechen todas las posibilidades que ofrecen y, en lo laboral, que ocupen puestos similares a ellos (diseñadores de sistemas, gestores de redes, consultores informáticos…) sin recurrir a propuestas espeluznantes como las de Apple y Facebook de congelar los óvulos de sus empleadas para permitirles desarrollar su carrera profesional.