¡ Por fin ! Aquí está el primer libro de colorear que hacemos en el TAZ.
Qué ganas teníamos de ver cómo quedaba. Que curiosidad por ver qué efecto nos producían estos trabajos pasados a línea reunidos en un cuaderno, todos juntos. Qué ganas teníamos de tener el objeto en nuestras manos, ver si realmente conseguía movilizar nuestras ganas de ponernos a colorear. Y ¡sí, lo hemos conseguido!.
Tenemos la sensación de que entre todas hemos destilado algo sencillo y eficaz, algo importante.
Esto de hacer un libro de colorear es solo un trocito de una enorme constelación de ideas que forman parte de nuestro trabajo diario, poniendo por delante la labor apasionante y privilegiada de acompañar a las personas que frecuentan el TAZ en sus procesos de creación, en la búsqueda de sus propias imágenes, sentidos, significados.
Desde hace mucho tiempo, quizá desde el inicio mismo del TAZ, hemos observado cómo hay personas a las que solo les gusta colorear. También el acto de colorear es una tarea por la que se opta cuando el estado de ánimo necesita sujetarse en algo mecánico que permita al mismo tiempo, un pequeña variación.
Sinceramente: hasta hace poco no considerábamos esta actividad como portadora de valor en sí misma mas allá de un tránsito entre el no hacer nada y la creación, siendo no poca esta importancia, que conste.
El auge de los libros de colorear, la moda de colorear nos hizo detenernos hace unos meses en este tema y nos dimos cuenta de que el tema colorear no es un asunto banal, al contrario: es un tema muy interesante.
Otra de las ideas que constelan con un brillo particularmente fuerte en nuestro trabajo es la de compartir las producciones del TAZ, que salgan de los muros de nuestro local, que viajen y que sirvan a otras personas como nos sirven a nosotras. Que nuestras imágenes les cuenten nuestras historias, que emocionen e inspiren… Hacemos exposiciones, colaboramos con artistas, participamos en eventos, pero queríamos llevar un poco más lejos nuestro hacer con otros, ser agentes culturales activos para el cambio social, poner nuestros saberes a merced del uso que otras personas buenamente quieran darles, transmitir las sensibilidades que a nosotras nos funcionan, intimar con la sociedad. Encontramos este compartir intimidad, y transmitir los valores que son importantes para nosotras de forma parecida a como lo hacen las buenas novelas: entre líneas, colores entre líneas.
Creemos haber realizado un buen invento, un objeto que es la expresión de nuestra voluntad de buscar nuestra imagen en el mundo y de compartir este camino con otras personas, poniendo nuestra experiencia al servicio de quien quiera acompañarnos.
Se trata de un objeto que puede ser usado por niños, pero también por adultos. Son imágenes amables, alegres, tranquilas y muy versátiles en relación a cómo pueden ser recorridas y resultas con colores.
Sumergiéndonos en el asunto «coloreable» estamos aprendiendo una enorme y casi innumerable cantidad de cuestiones de distinta índole: sobre el diseño de su mecánica; sobre su relación con un cierto efecto de sentido; sobre su diseño formal y los contenidos a los que este alude; sobre el hueco destinado a la transmisión de valores y de asuntos intangibles que caen fuera incluso de la propia narrativa de las imágenes -sensaciones, evocaciones, emociones- eso que el arte hace.
Seguimos investigando en este formato y ya tenemos en marcha las siguientes ediciones: monográficos dedicados a autoras/es de nuestro TAZ, monográficos temáticos y una serie especial MANDALA diseñado también en nuestro TAZ.